Torreciudad, Santuario Mariano

Santuario de Torreciudad, en la Comarca de Rigaborza, ha sido un centro de peregrinaje desde la Edad Media. Ya en el siglo XI, se adoraba la imagen de Nuestra Señora en el santuario de Torreciudad, que se mantuvo oculta cerca de la ermita hasta la expulsión de los musulmanes.

En la actualidad, la imagen se conserva en el santuario. Cada año los peregrinos acuden de todas partes del mundo a hacer peticiones, agradecer o demostrar su amor incondicional. Conoce qué podrás encontrar en el Santuario de Torreciudad y, además, descubre su atractiva historia.

Historia del Santuario de Torreciudad

El Santuario de Torreciudad está ubicado en la provincia de Huesca, a 24 km de Barbastro y a 80 km de la frontera con Francia. La edificación está en el lado izquierdo del río Cisca, junto a la presa conocida como El Grado. La historia del peregrinaje se remonta a tiempos inmemorables y es tan interesante como el complejo en sí.

Antes de convertirse en un santuario para la cristiandad, Torreciudad era un bastión utilizado por los musulmanes para refugiarse. Desde su posición estratégica, y gracias a la atalaya, podían vigilar toda la zona circundante en un radio de muchos kilómetros.

Los cristianos que buscaban retomar las tierras ocupadas, consiguieron expulsar a los musulmanes en 1084. Fue entonces cuando la imagen de la Virgen de Torreciudad, que había permanecido oculta en algún escondrijo de los alrededores, fue retornada a la ermita.

Los peregrinos comenzaron a llegar, provenientes al inicio de las comarcas y localidades aledañas. Pero con el paso del tiempo, y la creciente presión sobre los musulmanes en la península, la zona se convirtió en un lugar más seguro para los viajeros.

En el año 1904, San Josemaría Escrivá de Balaguer, que luego se convertiría en el fundador del Opus Dei y además sería beatificado, sufriría una terrible enfermedad.  Sus padres lo llevaron, siendo apenas un bebé, a la ermita de Torreciudad para ser curado por la virgen.

San Josemaría superó la enfermedad y cuando se hizo mayor, decidió construir un nuevo santuario en agradecimiento a la virgen. Miles de personas ayudaron en el proyecto, cuyo diseño se encargó al arquitecto Heliodoro Dols Morrell.

En 1970, se puso la primera piedra. Pero lamentablemente, San Josemaría Escrivá de Belaguer no viviría para ver la obra terminada. Murió unos meses antes de que el Santuario se abriera al culto, en 1975.

En la actualidad, peregrinos no solo de España o Europa, sino de todo el mundo, visitan el Santuario de Torreciudad. Aunque este culto a la Virgen ya es popular, se le suma la belleza arquitectónica e histórica de la locación.

Partes del Santuario de Torreciudad

El nuevo templo es un alarde de ingenio y diseño por parte de su arquitecto. Usando solo el ladrillo, consiguió una enorme cantidad de formas y espacios que van en sintonía con la naturaleza circundante y el estilo aragonés. Sigue leyendo para conocer algunos detalles sobre la construcción.

El retablo

Lo primero que ve el visitante al entrar en la iglesia, es el retablo creado por el escultor catalán Joan Mayné. En cada escena, se observan determinados momentos de la vida de la Virgen María. En el centro, se aprecia la talla románica original de Nuestra Señora de Torreciudad vestida y coronada con oro.

A la izquierda de la escena, sobre una peana, hay una figura de san Josemaría, esculpida en alabastro, también por el artista Joan Mayné. Todo el conjunto se ciñe a una estética propia de las construcciones religiosas de Aragón.

El Cristo

Justo al entrar en la iglesia, a mano izquierda, está la capilla del Santísimo. Ahí está el sagrario junto a un crucifijo de tamaño natural, obra del escultor italiano Pasquale Sciancalepore. Lo particular de esta escultura es que el Cristo en ella sigue vivo, y aún no tiene la herida de lanza en el lateral.

El medallón

A la derecha del presbiterio hay una puerta que lleva a otra sala. En ella, se resguarda el medallón con la imagen en miniatura de la virgen que era llevado a los pueblos para atraer peregrinos.

Exposición sobre la vida de San Josemaría Escrivá

Si se continúa avanzando, se accederá a una exposición sobre la vida y obra de San Josemaría Escrivá. Su carrera en la cristiandad está allí condensada por medio de imágenes.

Los órganos

Dentro del Santuario, se pueden apreciar dos órganos cuya construcción fue dirigida por Gabriel Blancafort, maestro organero. Entre ambos instrumentos suman 4.072 tubos y 25 campanas. Todos los años, en el mes de agosto, se cita a organistas profesionales durante el Ciclo Internacional de Órgano.

Misterios del rosario

Se puede rezar junto a los Misterios del rosario, pues están repartidos en Torreciudad. Fabricados en cerámica y obra del artista aragonés José Alzuet, se encuentran sobre cerámica en diversas galerías.

Dolores y Gozos de San José

Desde la explanada, siguiendo un pequeño camino, el peregrino se encontrará con las 14 escenas de los Dolores y Gozos de San José creadas por Palmira Leguéns. Al culminar el camino, se llegará a la antigua ermita.

Vía crucis 

Si se deja el camino que lleva a la ermita, se llegará a un sendero zigzagueante entre olivos. Allí se descubrirán las 14 estaciones del Vía crucis, creadas por José Alzuet.

Sitios de interés cristiano cercanos al Santuario de Torreciudad

El Santuario de Torreciudad es una de las cuatro paradas que conforman la Ruta Mariana. Esta parada está unida con las demás, gracias a un trayecto en carretera, lleno de paisajes hermosos propios del Pirineo, y una energía cristiana cargada de fe.

La Basílica del Pilar es otro de los enclaves que forman parte de La Ruta. Se encuentra en Zaragoza, a orillas del río Ebro y representa el hogar de la Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad.

El segundo enclave es el Santuario de Lourdes, considerado el primer destino de peregrinación mariana del mundo. Está ubicado en la Gruta de Massabielle, en Lourdes, Francia, y cada año es visitado por millones de cristianos.

El tercer enclave es el Santuario de Monserrat, incrustado en la montaña más importante de Cataluña. Es un lugar que deja sin palabras, tanto por la devoción que se respira, como por la arquitectura y el paisaje rocoso, sembrado de bosques.

¡Ven a conocer el Santuario de Torreciudad!